La energía es un factor clave para poder avanzar hacia una
producción y consumo más sostenible.
Para llegar a una buena relación energía-desarrollo
sostenible es necesario tener en cuenta los aspectos fundamentales que la
conforman. Uno de ellos es la búsqueda de resultados basados en los indicadores
que nos permiten valorar la sostenibilidad entorno a la gestión de la
producción y consumo sostenible tal como se ha recalcado en el inicio de esta
entrada.
Allá por 1987 en el informe de las Naciones Unidas, se
definió el objetivo para el desarrollo sostenible aunque desde mi punto de
vista está mejor descrito cuando en 2006 el Consejo de la UE de Desarrollo
Sostenible Renovada completó dicho objetivo adicionando a la mejora continua de
la calidad de vida y el bienestar en la Tierra para las generaciones presentes
y futuras que también promueve una economía dinámica con pleno empleo y un alto
nivel de educación, protección de la salud, cohesión social y territorial y
protección del medio ambiente, respetando la diversidad cultural.
Por lo que a cualquier nivel, nos preguntamos si podemos
pensar en términos de sostenibilidad y para ello se deben tener presentes una
serie de constantes cuando proyectamos un planteamiento sostenible. Estas
constantes son las que definen los parámetros a tener en cuenta para que sea
viable la sostenibilidad.
Desde mi punto de vista, una valoración integrada es muy
necesaria puesto que a raíz de ella podemos estimar las limitaciones que tienen
los indicadores que la constituyen.
Según el Observatorio de Sostenibilidad en España en
consonancia con lo descrito por la UE, los indicadores son: las emisiones de
Gases de Efecto Invernadero (GEI), el consumo de energía, la intensidad energética
de la economía y la energía de fuentes renovables. Adicionalmente, yo incluiría
la dependencia energética que se tiene por los distintos tipos de generadores
de energía.
Las emisiones de GEI, a pesar del protocolo de Kyoto, han
aumentado notablemente y seguirán haciéndolo hasta que podamos llegar a un
nivel de energía relativamente limpia de mano de las energías renovables y
reducir de manera casi completa el uso de combustible fósil. Sin embargo, en lo
que ha emisiones GEI per cápita se refiere, España está muy por debajo de la
media europea. Esto es un aliciente medioambiental muy bueno.
Hablando del consumo de energía, España está situada a
niveles inferiores a la UE-25 y la intensidad energética ha dado una fuerte
bajada desde 2008 para luego subir a pasos agigantados hasta que ha vuelto a
bajar en la actualidad. Añadiendo la dependencia energética de los combustibles
fósiles sin incluir la nuclear nos percatamos que hay que realizar un cambio
drástico puesto que en España no hay apenas yacimientos de combustibles fósiles
y es necesario pagar por la importación de los mismos. En los últimos años las
energías renovables se han abierto paso en el sector energético, sobre todo la
hidráulica y eólica.
Si bien es cierto que la energía está ligada con el
desarrollo sostenible, mientras esa energía provenga de combustibles fósiles,
no será admisible un desarrollo próspero de mano de las energías renovables.
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ResponderEliminartotalmente de acuerdo contigo compañera, se debe de cambiar la forma en la que se consigue obtener energía para ir eliminando poco a poco los sistemas que envían gases de efecto invernadero sean menos y ganarán la partida los sistema renovables, eficientes, sostenibles.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con Sara. Para conseguir un desarrollo sostenible es fundamental aprovechar los recursos autóctonos de cada territorio con el fin de depender menos del exterior y generar riqueza en el país.
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