Energía
y desarrollo sostenible (Robert Priddle)
La única forma de contar con un
futuro energético seguro es hallar una vía ambientalmente
sostenible. En la actualidad, el desarrollo sostenible es un tema de
amplio alcance dentro de la labor desplegada por la Organización de
Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). Si se consultan los
artículos constitutivos de la OCDE, se observará que ya entonces se
hablaba de procurar el desarrollo económico sobre bases sostenibles.
Hoy, desarrollo sostenible incluye además un desarrollo que no
reduzca a niveles inaceptables nuestro capital ambiental.
Una de las opciones para abordar el
problema de los gases de efecto invernadero es estimular la
sustitución de los combustibles fósiles convencionales por
combustibles libres de carbono. Se analizarán dos formas de energía
libre de combustibles fósiles:
Energía renovable:
Más del 20% de la energía primaria
que se requiere en el mundo para producir electricidad proviene de
fuentes de energía renovables. Si se incluye la biomasa, el 18% de
la demanda energética mundial total se satisface con fuentes
renovables. Conforme al escenario elaborado por el Consejo Mundial
de la Energía, en el año 2020, el 45% de la electricidad se
producirá a partir de fuentes de energía renovables. Se prevén
muchos beneficios ambientales a partir de ese futuro energético. Al
desplazar a los combustibles fósiles, se disminuyen las emisiones de
GEI además de que pueden reportar beneficios en cuanto a mejoras del
abastecimiento de agua, la recuperación de tierras y las
oportunidades de empleo en zonas rurales.
Además de las emisiones gaseosas,
hay otras repercusiones ambientales significativas. En las energías
renovables también se pueden observar algunas polémicas, por
ejemplo, las hidroeléctircas a gran escala generan un gran impacto
ambiental y los materiales para producir células fotovoltaicas son
tóxicos.
Todas las fuentes de energía
requieren una cuidadosa selección del emplazamiento, evaluación
profunda de los efectos en el medio ambiente, aplicación de la mejor
tecnología disponible y adecuada participación de la comunidad
local en el proceso de evaluación. Las fuentes renovables no son la
excepción.
Energía nuclear:
Si bien no produce emisiones de
carbono en la etapa de explotación, suscita hondas preocupaciones
ambientales por la posibilidad de que se produzcan emisiones
radiactivas como resultado de un accidente o durante el transporte o
almacenamiento de desechos de actividad alta. Hay recursos de uranio
dispersos por todo el mundo. De acuerdo con las tasas de uso
actuales, los recursos de uranio conocidos durarían 60 años. Por
añadidura, se conocen, aunque todavía no se comercializan, opciones
tecnológicas destinadas a aumentar la energía que se extrae del
uranio natural, lo que permite extender la disponibilidad estimada de
esta fuente de energía a un período de 8000 años, incluso sobre la
base de los conocimientos actuales.
Pese a que las dos formas de energía
tienen sus más y sus menos, se deben desarrollar e
invertir en investigación sobre las energías renovables. Tienen
algunas desventajas, pero a lo largo de su ciclo de vida producen más
ventajas a nivel medioambiental.